Éste es un texto inédito que me pasó Manuel Ignacio Net cuando el año pasado lo vi a raíz de una donación del libro de Semper a la Biblioteca, que derivó en una charla sobre la idea de hacer un libro sobre el IAU-UNT. A mí me parece un tesoro, a difundir independientemente de cualquier libro. Por favor referirse siempre a la desgrabación de Manuel Ignacio Net de 1986.
La charla con Net, sobre este diálogo y temas relacionados, en
http://www.youtube.com/watch?v=EJk3KhenjY
El libro de Caminos:
http://www.lulu.com/shop/carlos-caminos/horacio-caminos/paperback/product-21428120.html
El de Cosogliad sobre Zalba, en PDF, desde la UNLP:
http://sedici.unlp.edu.ar/bitstream/handle/10915/26695/Documento_completo__.pdf?sequence=1
Un muy buen trabajo de María Ana Ferré sobre tres casas de Sacriste en http://www.docomomo.org.br/ivdocomomosul/pdfs/31 maria ana ferre.pdf
Luis Grossman contando algo de Vivanco, y pintando algo de la escena de aquella facultad, en
http://www.lanacion.com.ar/800566-dejenme-hablar-un-rato-de-vivanco
Hay un buen resumen introductorio sobre esa época en una tesis de Franco Marigliano,
http://www.archivo.unt.edu.ar/attachments/059_marigliano.pdf
También de Marigliano hay un texto más general
http://juankurchan.wordpress.com/2009/12/31/modelo-arquitectonico-del-estado-y-movimiento-moderno-en-argentina-1946-1955/
(en el que se cita a Rogers en una observación improbable, que efectivamente está mal leída; las palabras de Rogers a continuación).
Ignacio Azpiazu
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Desgrabación de una charla de sobremesa después de un almuerzo en casa de Sacriste, aprox. año (?); referida a la Escuela de Tucumán.
(Desgrabado en Villa Gesell, 9/1/86)
Manuel Ignacio Net
[Eduardo] Sacriste: [Rafael] Onetto fue a meter cizaña…
[José] Le Pera: No…
[Hilario] Zalba: No… Hay alumnos que recuerdan más a Onetto que a otros, caso Viola, Larrán, discípulos de Onetto, temperalmente recto, demasiado… un detalle Sacriste…
ES: No en realidad, la guerra que le hizo Vivanco a [Horacio] Caminos, porque Caminos hacía, en cambio Vivanco…
HS: Onetto era admirador de Caminos…
Síntesis del arranque: JLP propone un Rashomon (que cada uno dé su versión para ver dónde coinciden).
ES: Cada uno dará su punto de vista…
JLP: Hay un crimen, y cada uno da su versión, los testigos dan versiones distintas. Esto de Tucumán, es una especie de Rashomon: hay cosas que parecen sobre el mismo hecho, hay cosas que son evidentes, demostrables, y hay otras que son subjetivas, no demostrables…
HZ: …no todas de buena fe…
JLP: Comenzá, Sacriste, que sos el que más recuerdos tenés.
ES: Con Caminos fuimos a San Juan y Salta con ideas de trabajar, hacer planes, etc. Caminos, que se había casado recién, vuelve a Tucumán, porque no quería vivir en Buenos Aires y en Tucumán tenía un amigo, Terán Etchecopar, dueño de ingenios. Nos reunimos los tres con Zalba, vos también y sus esposas, y cuando San Juan fracasa, no había nada que hacer, desarmamos la oficina, Caminos vuelve a Tucumán, Zalba a La Plata, y Caminos me dice “¿Por qué no te venís a Tucumán, que hay un cargo de arquitecto?”. Él estaba en Obras Públicas, en la Casa de Gobierno hay un cargo de Jefe del Departamento de Arquitectura, y hay la Facultad de Arquitectura en ciernes…
Eso me decidió a irme de cabeza a Tucumán. El gobernador era Silenzi de Stagni y me nombró Jefe del Departamento de Arquitectura de Obras Públicas, y con Caminos entramos a la Facultad.
La Escuela de Arquitectura dependía de la Facultad de Ingeniería, que después fue Instituto y después Facultad. Los colegas que estaban a cargo de la Facultad eran tres: [Gualterio] Carminatti, Cabaña, [Ricardo] Marré, y un español, [Pedro] Zurro de la Fuente, que se dedicaba a la metalurgia; se opusieron a nuestra entrada, diciendo que era muy pronto, no apurarse.
El Decano de Ingeniería, que era el Ingeniero Ibáñez, y los consejeros de la Facultad de Ingeniería, ingenieros, en contra de la opinión de sus colegas, nos metieron en la Facultad. Sí o no, y entramos nosotros dos.
JLP: ¿Podés precisar el año?
ES: El ’45.
Entramos a la Facultad y comenzamos a trabajar; entre nuestros alumnos, yo tenía primero y segundo año, creo, Caminos el quinto, Cabaña no me acuerdo, Marré dibujo, le mostraba a los alumnos copias de acuarelas de Broadway, nunca habían visto un original. Una vez que vine a Buenos Aires yo llevé mi colección de acuarelas a Tucumán, y por primera vez vieron originales. Un día en la clase digo en alta voz “¿Quién ha oído hablar de Picasso?”: Mitrovich, el único. Había alumnos que nunca habían andado en ascensor, y por aquella época había en Tucumán tres, cuatro o cinco. Ése era el panorama.
Con Caminos hacíamos el esquicio, para mostrar con el ejemplo, y les decíamos a los alumnos: “Cuando yo diga blanco, y Camino negro, nos llaman a los dos, y verán cómo nos ponemos de acuerdo en la aparente diferencia”. Decidimos con Caminos llamar a colegas de Buenos Aires. Yo creía que el primero era Zalba y después Le Pera, pero parece que no fue así.
La cuestión es que estaba también Vivanco. Me acuerdo que tú, Zalba, hiciste un trabajo notable, de alumnos de segundo y tercer año de Construcciones, algo sobre la obra de la Mutualidad del Magisterio.
HZ: Sí, se publica en la edición española de La Arquitectura de Hoy del año 1947, patente, trabajo notable de Le Pera, me acuerdo que los (…) les tomaban prueba y los aplazaban, y Le Pera los confesaba; siempre era así.
JLP: Ya lo aclararé.
ES: ¿Vos qué asignatura tenías?
JLP: Yo tenía Plástica, bautizamos la materia, que se llamaba Figura de Ornato, Composición Decorativa, con Onetto, dijimos Plástica I, II y III.
ES: ¿Onetto estuvo desde el comienzo contigo?
JLP: Casi desde el comienzo, en el ’47 estaba.
ES: Yo me accidento en el ’49.
JLP: Me preguntaste a qué me dedicaba: a Plástica, una asignatura que bautizamos con Onetto, y además a hacer de confesor, a hablar con los chicos, etc.
ES: Lo que yo no me puedo acordar, es cuando Ibáñez (Panchito), decano, era normalizador de la Universidad. Porque después viene la intervención de Descole.
HZ: Cuando yo voy estaba Descole.
ES: Cuando aplazamos a la Pérez de Nucci…
[Ricardo] Domínguez: Eso es muy importante, cuando el arquitecto Zalba se va, ya estaba Descole.
HZ: A Vivanco lo nombró Descole.
ES: Cuando aplazamos a la Pérez de Nucci…, es un momento histórico, el Rector era un cordobés, Cortez Funes, el Secretario de la Facultad de Ingeniería era este taimado… nuestro amigo.
Lo cierto es que aplazamos a la Sra. Rosa Prebisch, hermana de mi íntimo amigo Alberto, a cuya casa iba a comer a menudo y le ayudaba con los trabajos.
Un día da Caminos un esquicio para cuarto y quinto años: en quinto año eran alumnos la Pérez de Nucci, la Prebisch y (???), únicos alumnos y los aplaza a los tres. Cuando vamos a leer las notas, nosotros, recién llegados, unos ingenuos, Cabaña dispara, y estaban los alumnos de segundo año, la Chula Saat, y la Rosa Prebisch me empieza a insultar.
Caminos se va a otra aula con la Pérez de Nucci y le dice “Señorita. No sea inmoral, retírese…”, pero yo (???) atónito, al lado, seis o siete alumnos de segundo año. Termina la (???) y va y trae un libro de donde había copiado; el proyecto era una estación de ferrocarril donde la gente va con gallinas, pollos, ovejas, y ésta había copiado una estación de Nueva York, de transfer, donde la gente llega con automóvil y toma el tren, donde no hay nada, ni una boletería, no hay carga, no hay nada, y se va, indignada se va. Yo empiezo a reaccionar, entonces les digo a los muchachos “Esto es prueba evidente del error de esta señora: ha copiado esto y esto”. Al día siguiente corre por Tucumán como un reguero el incidente. Va el hermano de ella, de la Pérez de Nucci, a Obras Públicas, cuyo director era Torres Posse, y nos empieza a insultar. Entonces Torres Posse le dice fulanito andate, fulanito andate; a todo esto al tal fulanito lo habían echado por ladrón de Obras Públicas. Al otro día voy a tomar el auto que usaba de Obras Públicas, y me dice el chofer “Vea Arquitecto, disculpe pero yo le debo el cargo al Senador Pérez de Nucci, y me han dicho que le diga que se van a acordar cuando vuelvan”. Eran radicales. “Ah, muy bien, voy a ir a hacer la denuncia a la Policía”. Se entera el Rector, los [?] quiere expulsar, no por favor, entonces que le pidan disculpas delante del Secretario (de doble apellido, medio indio, que enseñaba Materiales, que tenía la mujer bruja que tiraba las cartas), y la Pérez de Nucci y la Prebisch llorando me piden disculpas y queda terminado. Ésa era la realidad de Tucumán.
LD: Había otra realidad, que era la edad de ustedes…
ES: En el ’45, yo nací en el 5, tenía 40; éramos ingenuos, no sabíamos lo que era el medioambiente.
Después cuando viene el cambio de gobierno, como habíamos sido nombrados a dedo, con Caminos renunciamos para que nos nombraran como corresponde. Entonces…
JLP: El cambio de gobierno fue nada más y nada menos que la entrada de Perón…
ES: Al nombrarme de nuevo a mí, me tienen que hacer una radiografía, y quien me tiene que revisar es Pérez de Nucci, entonces le hago una carta al Jefe del Departamento y le cuento que me será violento… me revisó otro médico…. Le tomaba el pelo, “su hijo es un buen chico”… ésa es la historia hasta ahora.
JLP: Yo creo mucho en la cronología: evidentemente Sacriste y Caminos fueron los adelantados, y yo creo en lo que dice Sacriste y doy fe.
Estando yo en La Plata y siendo segundo de Zalba, él era el Director, el Jefe de la Oficina de la Urbanización del Ministerio de la Provincia… Estábamos haciendo Punta Lara, La Perla, Punta Mogotes, y en una de ésas me toca hacer la ampliación de unas oficinas que había proyectado Caminos.
Estando entonces en La Plata como segundo jefe de Zalba, recibo una carta y telegrama de Vivanco, donde me llama Leperaiolo, parafraseando un pintor italiano; yo estaba dedicado a dibujo, pintura, y pensaba que yo debía ir a Tucumán a desarrollar esa parte, artística y plástica. Me costó mucho decidirlo, porque me daba cuenta de que si yo me iba no iba a ser por un día, y así fue, porque estuve desde el ’46 al ’51-’52, o sea que mi intuición fue correcta, de modo que un buen día renuncio al puesto en La Plata.
Cuando llego a Tucumán, me estaban esperando todos ustedes, Caminos, Sacriste, Vivanco; yo había ido con todos los rollos, de La Perla, Mogotes, etc., y Caminos me dice “¿Qué venís a hacer acá? Aquí no hay playa, no hay mar, hay que hacer otros proyectos”. Pero eran mis antecedentes, incluido un relevamiento de la costa con un camino de La Plata a Tigre. Vivanco, que ya era Director del Instituto de Arquitectura, me da un cargo, pero no sé cómo se gestó.
Previamente me encuentro en Buenos Aires, en la calle Las Heras, con Descole y Onetto, y nos dice Descole textual: “Yo sé que ustedes son zurdos o rojos, y que son completamente antiperonistas, pero yo los voy a llevar a Tucumán”. Descole, miren qué astuto, “los voy a llevar a todos porque así los tengo a todos cuidaditos allí, y no en Buenos Aires”. Descole era amigo de Evita.
En Tucumán llegamos y recibimos la proverbial bienvenida de Sacriste. Todos a casa de Sacriste y después al Hotel Munich, donde Zalba llevaba la sopa de especias.
Con Onetto, que —no lo tengo en claro— habría llegado seis u ocho meses después, organizamos toda la disciplina plástica del Instituto de Arquitectura y después viene Ideal Sánchez, que es pintor, no es arquitecto, y no sé quién lo invitó. Ideal Sánchez era del Grupo Orión de la Facultad de Bellas Artes. Los tres de arquitectura éramos Onetto, yo e Ideal Sánchez. Hicimos los programas, que después se copiaron, en ese momento eran polémicos, se llamó Plástica, se sacó dibujo de ornato etc., que era denominación incompleta, que ya no se usa más, pero que en aquel momento fue muy positiva. Así fue que durante 1946-7-8 dictaron [?] con Onetto e Ideal Sánchez esa materia Plástica. Uno de los trabajos lindos que hicimos fue (…). Onetto enseñaba dibujo con un rigor terrible, le llamaban el Profesor Arrugas por su severidad, era admirador de Cezanne. Comenzó a ser pintor en Tucumán, había estudiado con Pettoruti. Nosotros allí teníamos el full-time, teníamos muy buen sueldo, como decir hoy, mil australes.
ES: Yo ganaba quinientos pesos como Decano.
JLP: Vivanco era el Director del Instituto de Arquitectura. Lo que no sé bien es cómo es que Descole quería hacer la Ciudad Universitaria, y la quería hacer en la Quinta Agronómica. Pero Vivanco, con esa modalidad de yo y contra, dice que habría que hacerlo…
ES: No, una noche estábamos Caminos, Vivanco y yo muertos de calor (…) y esa noche “dijimos por qué no llevamos (…)”.
Unos días después Vivanco nos lleva en taxi a San Javier, y aquel profesor Guillarmo Ronell (?) [¿Guillermo Rosell?], encerrado en su casa de Tafí del Valle…
JLP: En la Argentina, 1986, no se pueden hacer proyectos de más de diez años. Bueno, la Ciudad Universitaria te la dejo a vos [Sacriste]…
Una vez viene gente de Jujuy, … y yo ya había estado en la Quebrada de Humahuaca, y Sacriste me dice “por qué no vas vos”.
Yo salteé un dictado de Plástica y con Diego Díaz Puertas, Marford (que debe estar en EE.UU.) y un arquitecto Álvarez encaramos el proyecto de dos pueblos.
En la reunión que se hizo primero, se manda una comisión a hacer el proyecto del pueblo nuevo de Purmamarca y la renovación de Maimará,1947-48.
El comisario del pueblo, que estaba tan mamado que se mamaba con la caja (Leda Valladares), “Usted Le Pera desafina naturalmente”. ¿Por qué ir a la guerra si no estoy enojado? Ésa fue la experiencia más importante y yo llego a ir después de una tormenta año 41 en La Plata (por cuestiones políticas) y termina cuando le mando a Albertoni mi renuncia. “Tengo el agrado de enviarle…”, “por resolución de la fecha ha sido Ud. declarado cesante”. Mientras tanto tenía un ofrecimiento de ustedes. Me fui allá en febrero del ’47. Se había ido Caminos y teníamos charlado cómo hacer, así, así… Una noche me despierto y había soñado la solución.
Una cosa muy liviana puesta arriba de (…), descripción del (…)
Primera macana: nunca hay que decir que la soñaste. A Caminos le pareció bien y como en un planito chiquito se podía haber sintetizado tan bien…
[ES:] No sé, no me hables de la vida, que tengo una paloma…
[Aclaración de Net, de 2013: Sacriste tenía una paloma que había anidado en su balcón, que con el nido estaba hecho un asco, y estaba maravillado con que en el huevo estuviera el pico, las plumas, “¡y el instinto!”. La señora que limpiaba estaba enojadísima.]
JLP: Yo llego en febrero del ’47 y esa mañana me presentan a Descole (Vivanco y vos).
Me hizo una impresión que yo nunca he visto. Un Presidente de Universidad; este tipo es un manager.
Me habían hablado tan mal, que yo iba prevenido, pero a mí me pareció un fenómeno.
A (…): Cuando entré al Instituto había mesas grandes, nuevas (Lamadrid 875), estaban éste y Caminos trabajando el hospital antiluético. Todos pasábamos todo el día en la Facultad (mes de febrero). Yo pasé allí cuatro o cinco días. Me contrataron y me volví a La Plata.
Una cosa que me quedó grabada: pasé por el Parque Avellaneda, un tipo con silbato y látigo trataba a los bañistas (?), él ponía orden a su leal saber y entender.
Bueno, yo volví a La Plata enseguida, y luego a Tucumán, y me encargué de primer año. En el Instituto cada uno se acomodaba etc. y recibía a los que venían y a organizar la biblioteca.
Ya terminaba la Guerra más o menos.
La impresión que a mí me hizo: 120 m por 20 m; la sala. La obra se paralizó y cuando se reanudó se hizo para hospital de niños.
Y la otra cosa fue que en ese momento Vivanco había hecho un grupo de trabajo de cuarto y quinto años que eran Abregú, etc., etc.; se instalaron en un ingenio, y se pasaron allí en febrero y marzo que era una cosa horrorosa. Hicieron muy buenas migas con la gente y hasta produjeron algo que cayó muy bien. Después me tocó hacer allí primer año, vos hacés Historia, ¿ya hacías Diseño? Cada uno hizo dos o tres cosas o cuatro. Sacriste hizo Diseño, Historia y Teoría, yo no hice Historia. Allí fue cuando vino la Sra. [Marina] de Waisman. Cuando yo entré ya no estaban ni Moyano ni Cabaña.
ES: Moyano estuvo dos años.
JLP: Ese año fue que en el área de ustedes en primer curso, que hizo Galíndez, se arregló para cambiar el enfoque de la manera de enseñar. ¿Cómo se llamaba el marino…?, era tan jodido que decía “a un dedo de mi culo que hagan lo que quieran”. Sacramental. Ya me acordaré su apellido; chiquito, cara aindiada. A raíz de esto se lo nombra a Galíndez.
JLP: Si en una cosa tan limitada hay tantos testigos, ¿qué será en la historia?
HZ: Ahí, en ese año, como éstos tenían mucho trabajo, Sacriste y Caminos, yo les daba muchos trabajos, y el último que se me ocurrió darles sobre un dispensario en la calle Ayacucho, y se me ocurrió darles un corte por aquí, otro por allá, y dándoles explicaciones del capataz, y se publicó en La Arquitectura de Hoy, en el primer número en castellano, allí se publicó.
ES: Lo debo tener, lo vamos a buscar. Con respecto a cómo se trataba de que el alumno metiera la nariz en lo que estaba haciendo… En un examen, un alumno cita el hormigón armado, y le preguntamos “¿Qué es el hormigón armado?”… “No sé”. Entonces, estábamos hormigonando en una obra y le digo “Te vas a ir a la obra, le pedís al capataz que te explique qué es el hormigón armado, y para demostrarme que has estado, vas a embeber esta tarjeta en el hormigón”. A la hora volvió, se había manchado.
El ritmo de trabajo era tremendo; la Universidad funcionaba once meses al año, eso fue una de las razones de irse al Cerro; solamente en febrero se detenía. Y para Navidad. Facultad, clase o no clase.
Contá las construcciones en San Javier.
HZ: Cuando se decide hacer la Ciudad Universitaria, entonces un día llego a Buenos Aires y leyendo La Nación en el hotel veo que se vendían diez Quonset sin desembalar, en perfecto estado, baratísimos, así que voy a la empresa Exportimar, “¿Cuánto vale esto?”. Era como robarles la plata, cada uno de 12 x 40 m, 480 m2 de superficie cubierta, fáciles de armar y desarmar, 5.000 m2 que no se podrían hacer ni en papel maché. Entonces le pongo un telegrama a Descole y él me dice que los compre, sí, “pero mándeme algo”, los compramos, estaba Díaz Puertas a punto de recibirse para hacer el proyecto final y entonces decimos “por qué no hacemos la adaptación de esos Quonset a las necesidades de la Universidad?”, los talleres, servicios, etc., y con eso se recibió Díaz Puertas. Los dormitorios también, 2,40 x 4,00 m, dos camas, equipo de cocina, de usina eléctrica con motores marinos, taller de carpintería, lavadero de ropa, etc., todo se quemó, quedó reducido a cero. El Quonset número 6 era el de abajo, el decano era Cino Calcaprina.
RD: Bajábamos en el ómnibus porque era una angustia ver la ciudad y no poder bajar. El ómnibus subía el lunes temprano y regresaba el sábado al mediodía o el viernes a la noche. Era el sábado, así que el viernes bajábamos por el funicular por la quebrada, a ver la noviecita, etc.
ES: Bueno, ahora hablemos de la idea de Tedeschi y Calcaprina; Calcaprina subía en el jeep del Decanato,“qui mando io”, lo hace parar y pregunta “A dónde van”, “A la ciudad”, jaja.
JLP: Importante decir cómo llegaron, aquí va a haber otro Rashomon, seguramente.
ES: Era Director del Instituto de Urbanismo Jorge Vivanco, asistió a un Congreso de Urbanismo en (…). El arquitecto Sacriste había guardado plata para comprar un terreno anexo a la Facultad en la calle Lamadrid, y el Sr. Vivanco agarró esa plata y en ese viaje, en Italia conoció a Calcaprina, Rogers, Piccinato, Tedeschi, en el año 1947.
JLP: Coincidimos. ¿Con qué plata? Interesa saber que esa gente, que era muy importante, universalizó el Instituto de Arquitectura. Yo digo Belgioioso, Rogers, que estaban en Milán, y con Peressutti dirigían una revista (Casabella), y Tedeschi y Calcaprina estaban en la revista Metron con Bruno Zevi, que era el que estaba con Wright, así que con el organicismo y el racionalismo. El Instituto está con esta gente, que es lo que quiero dejar aclarado.
ES: Quiero aclarar que fue un gran aporte, sobre todo Rogers.
HZ: Rogers, que estuvo tres meses, que lo tuvieron como líbero, (mascarita suelta) podía hacer lo que quisiera, se le pagaba un buen sueldo para que diera algunas clases, desparramaba cultura, pedía voluntarios para “Voy a hacer un trabajo sobre tal, ¿a quién le interesa?”. Me acuerdo de mover la mano al accionar, como la pone para que no resbale.
ES: Jamás tomó un lápiz Rogers, nosotros siempre le dábamos un lápiz, lo provocábamos.
JLP: Tedeschi fue más un intelectual: escribió un libro de teoría de la arquitectura que hoy se conceptúa uno de los mejores libros que se editó en Tucumán.
HZ: Quiero agregar una precisión: cómo se fue Vivanco a Europa.
Se decide que sería bueno que fuera Vivanco a Europa, pero hay que tener guita; (…) y Descole se sacaban chispas, y entonces se descubre que estaba la guita del terreno, y se le dio autorización para irse. Y como teníamos mucha independencia, se fue. No crean que se hizo la gran vida, porque Vivanco, que a Dios gracias era un despelotado, al poco tiempo se quedó sin guita, y mandaba cartas pidiendo algo, aunque sea el sueldo del último mes. Además (anécdota), un día se le ocurre pedir bananas. Le trajeron una banana que le costó todo lo que tenía.
JLP: Vienen los italianos, muy importantes; Borgatto es muy importante. Oberti y Piccinato se vuelven al poco tiempo. Es el que hace el cálculo del Centro Comunal de Caminos. Se dice que es el primer proyecto en la historia de la arquitectura megalítica o de gran porte.
ES: Piccinato llegó al aeropuerto, lo pescó Pistarini y lo llevó a hacer Ciudad Evita, casi no apareció por Tucumán, estuvo días.
HZ: Sí, iba a veces, pero muy poco.
JLP: Insertar este recuerdo de la Universidad, que en ese momento Descole tenía a (…), un gran pianista, un músico discípulo de Liszt. También los filósofos italianos, Mondolfo, Luzuriaga, estaban en una cumbre y en Buenos Aires, Spilimbergo, Domínguez y Rebuffo, pintor, escultor y grabador. Una cumbre exultante. Fue muy importante Descole que no era peronista ni nada, era el único tipo que sabía sacarle plata a Evita.
ES: Quiero dejar un punto aclarado: cuando se pide la reelección de Perón, mandan tarjetas de afiliación, nadie las firma, las devolvemos y eso nos cuesta que el grupo se desarmara, nos intervinieron y eso fue el desbande. Renunciamos todos, nos borramos, yo me fui a Londres.
JLP: Yo renuncié, y conservé la renuncia por suerte, porque en el ’51, en Rosario, esa renuncia me sirvió para sacarme el sambenito de que yo era peronista. “En el ’51 miren la renuncia que le hago a Perón” (quince años después). Menos mal que la conservé.
ES: Yo había organizado una exposición en la Universidad de (…) de Australia y mi preocupación era qué pasó con esos trabajos.
Llega Perón a Tucumán a encontrarse con el Presidente de Chile, 9 de julio de 1947, y nos cursan una invitación para recibir a Perón en el aeropuerto e ir a un banquete con traje de etiqueta. Con desparpajo le dijimos que no teníamos traje de etiqueta; Descole nos dijo que lo alquiláramos porque lo íbamos a hacer quedar muy mal, pero nosotros insistimos en que si no era de medida no podíamos. Fue a recibir a Perón y ninguno fue a la cena; allí nos marcaron.
JLP: Entre la gente que cayó a Tucumán, hubo un tal Suárez van Porcher (?) [¿Juan Borchers?], chileno, que lo invitó Vivanco. En un libro (…) recoge esto: que siendo director Vivanco, lo llevó, tenía una muletilla “no sé si me logro explicar”, “no sé si logró entenderme”. Debía ser un bocho.
Nosotros habíamos hecho un proyecto de la Plaza San Marcos, enorme, blanco, gris y negro del cual estábamos muy orgullosos. Bueno, éste es un plan irreal, falta el color, era un trabajo de Plástica.
Vivanco era el alma mater: ese trabajo era muy importante, aprendimos mucho. Eran tan intelectualizados los arquitectos chilenos. Borchers, muy importante en Chile.
No sólo llevamos gente de Italia, sino que cuando encontrábamos algún personaje importante, lo llevábamos.
El ingeniero Bergamasco, un duque.
El proyecto de Catalano exclusivamente, contratado por la Universidad. La estructura la calculó Gallo, dejar constancia de las personas que pasaron por Tucumán, García Barón, que vino de Colombia; después se casó y volvió a Colombia. Vivió en Tucumán, donde nacieron sus hijos. Néstor Ardit, Jesús Bermejo. El profesor ruso, karateca, dibujaba muy bien.
ES: Estaba yo accidentado, y mi preocupación era que la diversión de estos niños era ir a tomar un copetín en El Buen Gusto. ¿Cómo les enseño a divertirse? Cae un amigo, “Che, yo necesito un tipo de beaux arts, que los ayude a divertirse”.
RD: Erdelli fue profesor mío de Plástica II. En el ’60 se va a California. Estuvo tres o cuatro años por lo menos. Erdelli va en el ’56 a la FAU. En el ’55, cuando yo entro a la FAU, el profesor de Plástica era Tanure. Habrá ido y vuelto, con Viola y Lasaletta.
Erdelli ha estado dos veces en casa de Sacriste.
ES: Entre mis tareas estaba hacerlos divertir. El petiso Manso era el ladero.
HZ: El nivel de exigencia que iba desde las más nimias 35/50, 50/75 (…), y la costumbre no sé si en la FAU era más o menos así. Allá se hizo un rito. Los (…) les han prendido y siguieron así.
JLP: Agregú [¿Abregú?], Robledo, la Chula Sats, Andretti murió, Tedeschi, dos horas de marcha y una de descanso.
ES: Pelli, muy egotista, mi alumno, bajábamos, le abría la puerta y él pasaba…
JLP: Fuimos profesores de los dos Pelli: Víctor Saúl en el Nordeste, y César en Nueva York. Sigue haciendo el UNE-UNO; en Buenos Aires, Pelli chico lo hace muy bien.
RD: Yo tengo un recuerdo triste de Pelli que estuvo un año en la facultad. Yo estaba por ir a los EE.UU. y él entendió que yo podía incomodarlo si iba allí. Y trató de desanimarme. Catalano también se cubrió y tuve que aclararle que no iba a pedirle nada raro. Cosas feas y tristes…
ES: Los conozco…
HZ: Por brillante que sea un tipo…
RD: Cambió la densidad, éramos muy pocos, ésa era la ventaja del Instituto.
JLP: ¿Quieren una anécdota de Vivanco? Corregía a las dos de la mañana en la plaza 25 de Mayo un proyecto de una escuela, y viene un agente de policía. “Estamos corrigiendo un proyecto de arquitectura”. No le creyó y lo llevó a la comisaría, donde Vivanco aclaró “Mire, soy el Director del Instituto”. Llegan a la comisaría y llama a Descole, y Descole lo llama al comisario y le aclara “Efectivamente el señor que dice ser Jorge Vivanco es el Director del Instituto”, luego de lo cual lo largaron.
RD: Anécdota del negro Abregú: lo lleva a conocer una obra donde está trabajando el pulidor con la máquina que hace mucho ruido. Entonces el pulidor para la máquina y le dice “¿Qué tal, negro, cómo está quedando?”. Abregú no tenía el menor aspecto de ser el arquitecto de la obra, desaliñado, mal vestido, etc. “¿Y, negro, qué tal está quedando, qué te parece?”.
Cómo se recibió Abregú: Abregú estaba preso, Vivanco iba a la cárcel, hablaba con él.
Grandes personas. Momento brillante de la Universidad de Tucumán. La universidad cumplía su verdadera misión, de formar y pensar. Todavía existía un proyecto de país.
ResponderEliminarSí lo de grandes momentos y momento brillante de UNT, mérito de Descole. Lo del proyecto de país ya es más dudoso, había intenciones más que proyectos, y encima contrapuestas. Lo de Arquitectura de Vivanco-Caminos-Sacriste & Co. en UNT se hizo contra la dirección que venían tomando el país y las facultades, casi acogiéndolos como refugiados —y terminaron todos rajados, de la facultad y del país, poco después, y la facultad de arquitetura volviéndose durante un tiempo lo opuesto a lo que había sido. El proyecto de la Ciudad Universitaria era un sueño sobre todo arquitectónico, sin estricta planificación, aprovechando el descontrol presupuestario —de manera similar a lo que fue el dentro de todo más manejable Teatro Municipal General San Martín, en el que Álvarez-Ruiz se apuraron para avanzarlo rápido hasta un punto en que fuera difícil que se abandonara la obra.
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